Holanda se mete en la historia tras vencer a Brasil, luego de voltearle el partido por 2 a 1 en el estadio Nelson Mandela de Puerto Elizabeth.
El sorpresivo resultado mete a Holanda en semifinales y manda a casa al Scratch, uno de los candidatos a ganar la Copa del Mundo.
La gran dupla entre Wesley Sneijder y Arjen Robben, y la desgracia de Felipe Melo, que volvió a jugar, puso un impecable pase para el gol de Robinho, pero anotó en meta propia y se fue expulsado a los 77 minutos, resumen lo incierto de un partido que tiene gran historia.
El sorpresivo resultado mete a Holanda en semifinales y manda a casa al Scratch, uno de los candidatos a ganar la Copa del Mundo.
La gran dupla entre Wesley Sneijder y Arjen Robben, y la desgracia de Felipe Melo, que volvió a jugar, puso un impecable pase para el gol de Robinho, pero anotó en meta propia y se fue expulsado a los 77 minutos, resumen lo incierto de un partido que tiene gran historia.
Brasil había eliminado a Holanda en idénticas fases de octavos de final de los Mundiales de Francia'98 y Estados Unidos'94, y hoy los de Bert Van Marwijk se cobraron la justa revancha.
Con similar actitud fría, los holandeses se deshicieron de los brasileños en el Mundial de 1974, disputado en Alemania, la misma selección de Johan Cruyff, que recién criticó con dureza el juego de los pupilos de Dunga.
El equipo holandés arrancó las acciones con todo, pero fueron los brasileros quienes se pusieron en ventaja tempranamente con un gol de Robinho que predecía una victoria cómoda del Scratch, sin embargo la naranja mecanica sacó a relucir su historia, garra y juego y les volteó el partido, haciendo perder los papeles a los verde amarelhos.
El balón llegó a la media luna, Robinho avanzó sin marca a la vista y con pierna derecha y remate seco batió a Maarten Stekelenburg.
Dirk Kuyt tuvo el empate un minuto después pero su disparo al vertical derecho desde la banda opuesta fue desviado al córner por Julio César.
A continuación se vio una sucesión de duros choques entre holandeses y brasileros. Por momentos parecía que el árbitro japonés Yuichi Nishimura perdía el control del partido.
Apenas una tarjeta amarilla para Heitinga y Michel Bastos en el primer tiempo, poca muestra para tanta hostilidad que apenas era interrumpida por los destellos de técnica de los brasileños.
Pases cortos, rápidos, triangulaciones con la participación activa de Robinho, Luis Fabiano y Kaká, que en el Mundial de Sudáfrica dejó el papel de figura para ser uno más.
La jugada más vistosa salió a los 31 minutos. Robinho se deshizo en una baldosa de De Jong y Van der Wiel, dejó también a Heitinga, y cuando caía por el roce, pasó el balón a Luis Fabiano, que de tijera sirvió en el centro del área a Kaká.
El del Real Madrid midió la parábola y la mandó hacia el angulo izquierdo pero una excelente tapada de Stekelenburg evitó el segundo tanto sudamericano.
Luego continuaron las demostraciones de fútbol, ahora acompañadas de Daniel Alves y Luis Fabiano, o apariciones fugaces que pudieron terminar en gol como la de Juan con un remate por encima del horizontal, o la de Maicon que puso el balón en la red exterior con un potente remate.
Despues del descanso, un pase de Arjen Robben a Wesley Sneijder, quien manda desde la derecha el balón con pierna zurda. El centro no parecía complicar, pero en el aire chocaron por falta de comunicación Felipe Melo y Julio César generando un tremendo error compartido. Era el autogol brasilero a los 55 mitnutos y el 1-1 en el partido.
Luego del error Brasil no fue el mismo. Sus zagueros quedaron contagiados de una parálisis que tuvo otra nefasta consecuencia trece minutos después.
Un córner desde la derecha impulsado por Sneijder, doble cabeza ante la mirada de los brasileños, primero de Robben y después de Sneijder para anidarla en el fondo de la red, establecer la remontada y comenzar a sentenciar el partido que se anunció como una final adelantada.
Al igual que en el Mundial Alemania 2006, Brasil se va eliminado en cuartos de final, aquella vez fue Francia, ahora una Holanda que logró un triunfo histórico con sabor a revancha. Resultado que ahora más que nunca lo perfila como un fuerte candidato a ganar la que sería su primera Copa del Mundo.
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