El seleccionado paraguayo logró un triunfo histórico tras derrotar por penales a Japón y acceder de esta manera a cuartos de final del mundial Sudáfrica 2010, logro nunca antes obtenido por los guaraníes.
En un partido muy luchado por ambos lados, el cuadro sudamericano saco diferencias recién en la definición por penales, ganando el partido por 5-3 a los nipones luego de ciento veinte minutos de juego.
En un partido muy luchado por ambos lados, el cuadro sudamericano saco diferencias recién en la definición por penales, ganando el partido por 5-3 a los nipones luego de ciento veinte minutos de juego.
Gerardo Martino, técnico argentino que entrena a Paraguay, optó por la decisión natural para sustituir a Víctor Cáceres, un jugador fijo hasta ahora en la medular guaraní que se perdió el choque por tarjetas. Néstor Ortigoza ocupó su sitio para auxiliar a Enrique Vera y Cristián Riveros, que no terminó por hacerse con el ritmo del partido.
La presión de Japón incomodó a Paraguay desde el principio. Además, los dos prematuros intentos de Yoshito Okubo, primero y Yuichi Komano después, advirtieron al conjunto sudamericano sobre las consecuencias de cualquier pérdida de balón.
Por ese motivo el equipo paraguayo anduvo precavido. Pero la primera ocasión clara fue suya, en las botas de Lucas Barrios. El ariete sacó provecho de una pared con Néstor Ortigoza para situarse delante del meta Lelji Kawashima, que desbarató con los pies.
Japón respondió con una amenaza mayor que la de su adversario. Un disparo desde la frontal de Daisuke Matsui que pegó en el travesaño de Justo Villar.
Minutos después, Roque Santa Cruz remató fuera tras el rebote de un córner pero fue el cuadro de Takeshi Okada el que llegó con más seriedad. Como cuando Keisuke Honda fue egoísta para finalizar una rápida jugada realizada por Daisuke Matsui. Lanzó fuera con Yoshito Okubo a su lado.
Paraguay dispuso de un control ficticio. Las oportunidades no le llegaban a pesar de las tres puntas pretendidas por Gerardo Martino. Santa Cruz y Barrios, acompañados de Edgar Benítez, desde el inicio en vez de Nelson Haedo Valdez u Óscar Cardozo.
La entrada de Haedo Valdez no mejoró el aspecto de su equipo. Algo más la aportación de Edgar Barreto, en lugar de Ortigoza, que hizo cambiar el dibujo táctico a su entrenador. Reforzó el medio campo. Pero no fue bastante la apuesta en un partido sin ritmo. Es más, en el tramo final, Japón añadió peso sobre su ataque y, por medio de balones aéreos, buscó una última solución antes de la prórroga.
El tiempo extra no llevó más fútbol al estadio Loftus Versfeld de Pretoria. Aunque sí más llegadas paraguayas, que pudieron marcar en una acción de Haedo Valdez que volvió a desbaratar Kawashima mientras Japón tiraba de recursos a balón parado.
Ni siquiera el gasto físico abrió el partido. Cerrado desde el principio. Shinji Okazaki dispuso de otra opción con una buena jugada. Pero no encontró aliado alguno entre sus compañeros para la finalización.
Entre tanto desacierto y tanta tensión los penales fueron la única alternativa para terminar con el equilibrio. Con el desacierto. En ellos Paraguay estuvo impecable y nadie falló. Edgar Barreto, Lucas Barrios, Cristian Riveros, Nelson Haedo Valdez y, especialmente, Óscar Cardozo, que con oficio y calma, firmó el lanzamiento que llevó a su equipo a situarse entre los ocho mejores del mundo.
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