El actual Campeón del Mundo decepcionó por segunda vez en el mundial, al empatar 1 a 1 con una selección neozelandesa que demostró ser un rival que ha mejorado en el orden de su juego.Italia no supo aumentar el marcador, ni siquiera generar jugadas que se acerquen al arco del equipo oceánico, tanta fue su ineficacia que el gol de empate fue producto de un penal que Iaquinta supo sentenciar.
El primer periodo empezó con un ligero dominio italiano, siendo el favorito para llevarse el triunfo, sin embargo quien se adelantó en el marcador fue Nueva Zelanda, tras un centro que paso a toda la defensa italiana y un remate de Smeltz al minuto 7.
A continuación la azzuri llevó las riendas el partido con algunos ataques por parte de Gilardino, Pepe o Iaquinta pero sin profundidad hasta que llego el penal que les dio cierta tranquilidad.
El defensor Smith agarró por la camiseta a De Rossi y el árbitro pitó la pena máxima. Iaquinta lo aprovechó para establecer la igualada.
No fue un primer tiempo de calidad. Lo más destacado fue el juego de Nueva Zelanda, un equipo que estuvo por encima de lo previsto y que atenuó sus limitaciones tácticas a base de esfuerzo, compromiso y una buena colocación de sus hombres sobre el terreno de juego.
Tras el descanso, Italia apareció en el campo con Camoranesi y Di Natale en sustitución de Pepe y Gilardino, pero el equipo no se adueñó del partido y cuando se aproximó a la meta de Paston no lo hizo con peligro.
Nueva Zelanda, por su parte, se defendía con orden y se aproximaba de manera esporádica al área rival.
Apenas en los veinte minutos finales del partido se hizo intenso el dominio de los italianos, que se fueron con todo a la portería contraria para tratar de conseguir con presión e insistencia lo que no habían logrado con fútbol hasta entonces.
En medio de ese ataque persistente de Italia, el oceánico Wood tuvo una oportunidad para adelantar nuevamente a su equipo en el marcador, pero el balón no entró y a partir de ahí los balones lejanos y bombeados de los jugadores de Marcelo Lippi no dieron de sí lo suficiente como para que el triunfo se decantara a favor del campeón.
Italia será otro de los favoritos que terminará sufriendo en la tercera fecha de la fase de grupos en su partido ante Eslovaquia, donde decida la clasificación a octavos o su vuelta a casa.
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