El partido no tenía ni cinco minutos de iniciado y Keita, Romaric y Boka ya habían probado suerte ante la meta norcoreana, conscientes de que sólo una goleada histórica, acompañada de una victoria de Brasil sobre Portugal, podía hacer el milagro de meter a Costa de Marfil en los octavos de final.
La fortaleza mental y el orden táctico que los norcoreanos mostraron contra Brasil en su debut, se fue abajo en el cuarto de hora, cuando el barcelonista Yayá Touré encontró la red tras recibir un pase en profundidad y entre líneas.
Luego del gol siguieron dos remates a cargo de Romaric y Drogba que chocaron los postes, el segundo de los cuales acabó en la cabeza de Romaric, el más activo de los marfileños, para hacer el segundo.
El balón continuó en dominio africano y el campo seguía inclinado hacia la portería de Myong Guk, pero Corea del Norte retrasó su línea de cuarto centrocampistas hasta juntarla casi con sus cinco defensas, que comenzaron a anticiparse bien a los pases definitivos de los marfileños, cada vez más escasos de ideas.
Eriksson movió el banquillo, buscando más brío, y sus hombres respondieron probando suerte desde cualquier esquina, tratando de añadir un disparo fuerte por cada rendija que pudieran dejar abierta los norcoreanos, pero los 'elefantes' seguían demasiado imprecisos.
Sólo cuando quedaban menos de diez minutos, Costa de Marfil venció de nuevo la meta norcoreana, esta vez por medio de Kalou, que había entrado al campo por Keita.
Así culminó el partido, con un equipo africano que se quedó afuera no sólo por diferencia de goles, sino también por el empate conseguido entre Brasil y Portugal, lo que hacía a los lusos inalcanzables para los marfileños.
Costa de Marfil se unió al resto de las selecciones africanas que, salvo Ghana, han tomado el camino de vuelta antes de llegar a octavos, lo que una vez más demuestra que al futbol africano le falta mayor experiencia para afrontar este tipo de torneos.
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