Fue un mundial polémico y discutido, Inglaterra logró el título en su casa, Wembley, con un “gol fantasma” en la final ante los alemanes y generó una gran duda alrededor del campeonato de la selección británica.
El equipo de Bobby Charlton y el capitán Bobby Moore hizo los méritos suficientes para alzarse con la Copa, pero también hubo algunas circunstancias extrañas que contribuyeron a conseguirlo. Pelé quedó fuera de carrera debido a las arteras patadas de los búlgaros y los portugueses; pero justamente los lusitanos, debutantes en los mundiales, demostraron que también sabían jugar al futbol y de la mano del genial Eusebio, el goleador del torneo con nueve tantos, se convirtieron en una máquina demoledora y lograron abrazar el tercer lugar.
Los árbitros hicieron noticia por sus bochornosas actuaciones y en los cuartos de final hubo una curiosa coincidencia que sembró más de una sospecha. El encuentro Uruguay – Alemania fue dirigido por un inglés, mientras que el partido Argentina – Inglaterra fue pitado por un juez alemán.
Los dos cuadros sudamericanos fueron eliminados y un escándalo se generó en el choque Inglaterra – Argentina por la expulsión del capitán Ubaldo Rattin, que protestó una decisión del arbitro Kreitlein.
Los aficionados que llenaban el Wembley tildaron de “animals” a los argentinos.
La final entre ingleses y alemanes, entre los que comenzaba a brillar la figura del Kaiser Franz Beckenbauer, no estuvo libre de polémicas. El partido estaba empatado 2-2 y se jugaba la prorroga para definir al Campeón cuando el británico Geoffrey Hurt remató de derecha; el balón chocó en el travesaño y rebotó con violencia sobre el césped. En ese instante todo fue confusión, los alemanes reclamaban que había botado fuera, mientras que los ingleses argumentaban lo contrario.
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