El mundial del 70 le devolvió al fútbol la riqueza técnica y la espectacularidad que había perdido en los últimos torneos. Con estadios repletos y un ambiente de fiesta desbordante.
México fue testigo del momento mas brillante en la carrera del extraordinario Pelé. El diez de Brasil terminó de consagrarse como un genio y acompañado de grandes jugadores de la talla de Carlos Alberto, Jairzinho, Gerson, Tostao y Rivelino, dirigió una orquesta que hizo del fútbol una melodía perfecta.
Además, la FIFA revolucionó el reglamento: introdujo la utilización de tarjetas amarillas y rojas –curiosamente solo se mostró una tarjeta amarilla en todo el torneo, al alemán Overath- , la diferencia entre el tiro libre y el indirecto, y sobre todo, la licencia para realizar dos cambios por equipo.
El Scratch fue una selección de otro planeta y ganó sus seis encuentros. Comenzó ante Checoslovaquia e Inglaterra en la primera fase, con un inspirado Pelé que casi le hace un gol de mediocampo a Viktor, y que envío luego un cabezazo fenomenal, desviado por el inglés Gordon Banks en una atajada histórica.
El Scratch fue una selección de otro planeta y ganó sus seis encuentros. Comenzó ante Checoslovaquia e Inglaterra en la primera fase, con un inspirado Pelé que casi le hace un gol de mediocampo a Viktor, y que envío luego un cabezazo fenomenal, desviado por el inglés Gordon Banks en una atajada histórica.
Brasil eliminó luego a Perú, en un recital de juego bonito y limpio. Las emociones continuaron en semifinales, con victoria de 3 a 1 sobre Uruguay y otra fantasía de Pelé, que burló al arquero Mazurkiewickz en una maniobra imposible que, sin embargo, no terminó en gol.
Italia y Alemania, en la otra semifinal, jugaron un partido vibrante que termino 4 a 3 a favor de los Azzuri –cinco goles se dieron en el tiempo suplementario- y que mostró el coraje de Beckenbauer, que terminó jugando con el brazo entablillado.
La final en el Estadio Azteca fue apoteósica. Brasil derrotó sin atenuantes a Italia por 4 a 1 y se convirtió en el primer tricampeón de la historia. Pelé, en el que fue su último gol en los mundiales, abrió la cuenta con golpe de cabeza, pero Boninsegna empató para los europeos. La avalancha verdeamarelha llegó en la segunda parte: Gerson, Jairzinho y Carlos Alberto sellaron la goleada.
Así, con toda justicia y de la mano del técnico Mario Lobo Zagalo, Brasil se adueñó para siempre de la Copa Jules Rimet al ganarla por tercera vez.
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